

Pasear en el museo es un auténtico viaje en el tiempo. La maquinaria y los utensilios de la fábrica están tan bien conservados, que podrían a volver a arrancarse este mismo día. La peculiaridad de esta profesión necesitaba una maquinaria especial, que quizás hoy en día ni sabemos para que sirvieron. Esta marmita por ejemplo con la bolas de acero podríamos imaginar como arma secreta de época, pero su uso era mucho más simple. Sirvió para homogeneizar el índigo.
Esta sala podría servir de una sala de tortura si estuviéramos en un calabozo de la inquisición. Sin embargo en la fabrica utilizaron estas bañeras para sumergir las telas y teñidas con el índigo. Las ruedas de hierro sirvieron para tapar las telas para que ninguna parte de estas se quede al aire libre, porque esto podría haber estropeado todo el trabajo. Hoy en día, después de no haber usado desde hace casi 6 décadas se ve los restos del índigo en las paredes de las bañeras.